Aparecen en la mente cual pompas de agua
Desintegrándose antes de fraguarse en materia
Y nos dejan un sabor de malva marchita.
Tarde nos pillo la sombra del otoño
Velando los fantasmas atrapados en el pasado
Que cobran vida a pesar del tiempo remoto
Reinvidicando de su palpito robado el derecho.
La senda nos lleva despacio de la mano
Por derroteros incógnitos llamados destino
Cual salamandra correteando de aquí para allá
Sin rumbo, sin meta, sin recuerdos de la infancia,
Los juguetes se extravían en el laberinto
Sin compasión por la memoria huertana
Clamando en las noches de luna parda
Que tan sólo pide para el alma un respiro.
Los días cual vagones de un tren anónimo
Siguen sin hilvanar el cotidiano marchito
Que no renueva su contraseña virtual
Al trocarse alas las palabras en el cristal.
Mil instantes de un día cualquiera
Nos cuentan que si perdimos la meta
En el recorrido recogimos pétalos de sabiduría
Que mantienen a salvo la mente de la nada.
IRINA
1 comentario:
Por lo visto has juntado tu cursillo de informatica con la poesia y claro el resultado es hetereo y siempre magico...Sigue en la brecha Val
Publicar un comentario